sábado, 5 de noviembre de 2011

NUESTROS MODOS DE PRODUCCION

Inicios del Siglo XVIII. Una mujer hilandera, un panadero de barrio, un carpintero en su taller, un alfarero, un tornero ¿qué tienen en común? Pues realizan actividades artesanales, que usualmente no requieren mucha tecnología avanzada. Sin embargo con el inicio de la era industrial lega la etapa de la tecnificación, la producción en serie, la especialización… en resumen la modernidad, el sano placer de lo novedoso. El futuro está en el presente. Entonces el público que antes era usuario se transforma con la llegada de los medios masivos de comunicación en un público consumidor, ávido de novedades, de artefactos que simplifiquen su vida y que por un costo módico se transforme en la inversión de su vida…  Esto visto desde el punto de vista microsocial… pero de un modo macro… ¿Cómo suceden las cosas?

Los modos de producción cambian drásticamente el movimiento económico mundial. Pues al pasar de una producción artesanal primitiva a una producción técnica que requiere mano de obra especializada, y desplazando a los que carecen de conocimientos técnicos, y creándose nuevos entes captadores de dinero como los bancos (receptores-financistas) y las grandes empresas que van minimizando la acción del estado al cobrar cada vez mayor importancia, dichos movimientos financieros dirigen el capital básicamente en una sola dirección: la nueva nación emergente, destinada a tomar la posta del mundo: Estados Unidos de América. Por supuesto que aquí no caben intereses filántropos ni mesiánicos que es los que nos presenta la maquinaria mediática de Hollywood.  No, sus intereses son tan humanos como los de cualquier mortal, y cada vez más desprovisto de valores. Pero esto al ser una opinión, podrá ser objetada como poco objetiva. Bueno, si deseamos ser más objetivos tendremos que remitirnos a los hechos.

Ya terminada la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos vio incrementado su poder económico al intervenir en la reconstrucción económica de los países devastados por la guerra. Primera experiencia en obtener beneficios económicos de una situación extrema. Con la Segunda Guerra Mundial consolida su posición de hegemonía mundial, destronando por completo a Inglaterra (aunque mantiene indudables lazos con la misma). Pero también consolida su imagen de super potencia mundial y país más desarrollado del mundo. Todos los países en vías de desarrollo ven a EE.UU. como su objetivo, su modelo a llegar, y tratan de copiar todo lo que aparentemente es el estilo de vida americano, desde su forma de ejercer política, hasta sus modos de consumo, su idioma, sus hábitos, sus costumbres, y sobre todo… su moneda. Al ingresar el dólar como moneda de intercambio internacional, concentra el poder económico en sí mismo, pues es la fuente del mismo. Cobra gran importancia el Banco Federal de Reserva, que para sorpresa de muchos, es una entidad privada. El dólar se vuelve para muchos países el modo por excelencia de reserva fiscal, desplazando al patrón oro.

1944. Luego de la Segunda Guerra Mundial  surgen y se reafirman las grandes instituciones mundiales: Las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, el BIRF (luego Banco Mundial), cada uno de ellos con propósitos que a la postre aun no terminan de concretar, y puede ser por un motivo muy simple. Tienen otros propósitos que nunca se divulgarán en la palestra.

Pero el Nuevo Orden Mundial sugiere explícitamente carta libre al mercado, desregularización del mismo, el mercado es el gran beneficiario, como si se tratara de un ser vivo, cuando es el punto de confluencia de los grandes intereses económicos. No da carta abierta al Estado, porque corre el peligro de que el mismo se vuelva dictatorial, nacionalista, militar, socialista y/o comunista, y por ende sea una traba para la penetración monetaria (o extracción de las utilidades) en una república. Lo que es contrario a los intereses del mercado, por casualidad es contrario a los intereses de la democracia actual, que poco tiene que ver con la democracia clásica griega. Aquí el poder de representación se subyuga, una vez que pasó del electorado al representante, a los condicionamientos de los grandes inversionistas, quienes no necesitan ni pedir audiencia ante los estados, porque esas funciones las cumple el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. Pero para que accedan a hacernos el favor de darnos créditos, con “bajísimas” cuotas de plazo, tenemos que cumplir obligatoriamente ciertas obligaciones que los académicos nacionales de las universidades más prestigiosas y que casualmente tienen participación en el poder dicen que tiene que ser así. Una vez aprobado algún crédito, nos vemos obligados a contratar corporaciones privadas que casualmente son del país del norte. Walter Graziano[1] nos comenta que “para que este esquema pueda mantenerse… es necesario comprar la conciencia y el silencio de una gran cantidad de economistas que cobran jugoso honorarios por trabajos de consultarías… Todo el sistema económico-financiero global, entonces, está especialmente diseñado para que, tras una aparente legalidad y legitimidad en préstamos, deudas y contrataciones, se esconda en realidad el interés exclusivo de megacorporaciones privadas y de la élite financiero-petrolera angloamericana”.

Sucede que como los países aún se encuentran en vías de desarrollo, y país que diera evidencias de poner objeciones al mismo es intervenido groseramente, para hacernos recordar que el capitalismo es el SISTEMA por excelencia, y que fuera del mismo solo hay el Caos. Pero tiene a la democracia moderna  a su favor. Y no creo que sea casual. Primero el mundo urbano está “occidentalizado” pues tiene como modelo, como ya se mencionó, los patrones americanos de vida. Por lo tanto, es antipopular presentar en el juego democrático otros modelos que vayan en contra de la nueva costumbre social. La sociedad urbana se ha transformado en extremo consumista. Lo poco que produce se consume, pero más se consume lo que se importa. Por lo tanto una de las vetas económicas internacionales más importantes es la exportación de productos a países en vías de desarrollo. Y cada gobierno entrante usualmente mantiene este círculo de desprendimiento económico de sus ingresos. Porque si bien, en caso del Perú puede haber en estos momentos una bonanza económica producto de  la minería o de inversiones extranjeras.. ¿qué es lo primero que hace el consumidor promedio? Compra su Televisor LCD de 32 “ made in Japan, su impresora made in Taiwan, va al supermercado y compra los enlatados embolsados extranjeros, zapatillas Adidas de$250, remodela su vivienda con acabados importados. Es decir, gana 100 y 50 se va al extranjero y 50% queda en manos de los intermediarios (locales si tenemos suerte). Por lo tanto al no tener una cultura de ahorro y previsión, y/o de consumo de producto peruano (no por cuestiones chauvinistas, sino de mero sentido lógico y protección de nuestra industria): también es cierto que hay productos que no se producen en nuestro país. Pero también es cierto que no hay un contrapeso entre lo que se importa vs lo que se exporta. Y a eso se debe abocar este y todo gobierno al que demos la oportunidad de gobernarnos. Es cierto que poco podrá hacer frente a la coerción internacional y mucho menos a cambiar el sistema. Pero puede crear cadenas productivas industriales. Puede educar al consumidor a valorar el producto nacional pues genera fuentes de trabajo que no tenemos. Educar al empresario nacional a crear productos valorables y apreciados. Puede educar al consumidor que podemos acercarnos más a nuestro modo de vida auténtico y que las comodidades artificiales son parte de un engranaje que promueve una vida sosa y ajena a actividades ya sea culturales o sociales que ensalcen el espíritu, que al fin y al cabo es lo que somos. Nos falta identidad, y en la búsqueda de ellas nos confundimos y adoptamos identidades ajenas. Una vez que hallemos nuestra propia identidad procederá el gran cambio en nosotros. Y luego alrededor nuestro.



[1] HITLER GANÓ LA GUERRA. Walter Graziano2006. Editorial Debolsillo. Pag 194

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